Martirio de Mart en Miami

MIAMI, Estados Unidos. – Durante los años 60, recién llegados a La Habana del Este (hoy Ciudad Camilo Cienfuegos), mi familia y yo supimos que cada moderno y hermoso edificio desentonaría con la impecable urbanización dada la presencia de un busto martiano de yeso, ubicado en aquellos predios por la orientación de los llamados Comités de Defensa de la Revolución (CDR).

El del CDR que correspondía a mi familia ostentaba el diseño adicional de una pequeña “raspadura”, suerte de caricatura del obelisco de la Plaza de la Revolución.

Fue así como el castrismo tergiversó la prédica hierática de José Martí, no solo al reproducirlo en una estatutaria ridícula sino endilgándole el título espurio de autor intelectual de sus entuertos históricos.

En el documental Héroe de culto (2015), del joven director Ernesto Sánchez, se intenta un inventario físico y conceptual de las reproducciones en serie de la efigie de Martí en los ya mencionados bustos. El realizador también muestra el absurdo de una fábrica de cabezas plásticas, huecas, para ser veneradas en escuelas, vecindarios y otros sitios de poca relevancia.

Grotesca fue la equiparación física del dictador Fidel Castro con el Héroe Nacional ―interpretado por un actor de triste recordación― en una foto publicada por la prensa oficial cubana, donde ambos aparecen juntos.

Tales disparates ideológicos, sin embargo, se mitigan cada cierto tiempo en el ámbito cultural. El público de Miami acaba de ser testigo de un espectáculo que es digno de celebración: la obra Hierro, escrita y dirigida por Carlos Celdrán.

Las ocho puestas a teatro lleno fueron cortesía del grupo Arca Images que fundó y dirige la actriz, profesora y productora Alexa Kuve, una de las más distinguidas egresadas del grupo Prometeo, creado y dirigido en el Miami Dade College por la mítica figura del teatro Teresa María Rojas.

Hierro se refiere al anillo de metal tomado por Martí del grillete que lo atormentara en las canteras de San Lázaro, cuando apenas sumaba 16 años. La reliquia fue un regalo de su madre.

Según cuenta Antonio José Ponte en su revelador ensayo El abrigo de aire, donde especula sobre un Martí semejante al de Celdrán, al Maestro se le escuchó decir: “Ahora que tengo un anillo de hierro, debo hacer obras férreas”.

En la pieza teatral, el Apóstol se muestra en una dimensión más terrenal a partir de hechos y circunstancias que no suelen ser tema de fervor académico ni político.

En la película José Martí: el ojo del canario (2010), de Fernando Pérez, el activo muchacho que fue Martí ya antepone, temprano, sus preferencias patrióticas a las familiares, aun cuando la madre se lo eche en cara. 

En Hierro es su esposa Carmen Zayas Bazán quien le recrimina la misma falta, acrecentada por su compromiso con la libertad de Cuba. Cada vez que ella reclama al cónyuge en nombre de ella misma o del hijo en común, Martí se desentiende con palabras que lo colocan distante, en el sitial de los elegidos, donde la historia lo impele sin piedad.

Zayas Bazán trata desesperadamente de llamar su atención y hasta intenta hacerlo desistir de la razón de su lucha cuando le dice que los cubanos están cansados de la guerra, que quieren vivir tranquilos, que les da igual la independencia o el autonomismo.

Cuánta energía y pasión tuvo que haber tenido aquel “hombrecito de grandes bigotes”, al decir de Guillermo Cabrera Infante en su libro Vista del amanecer en el trópico, para poder dirimir los conflictos que Celdrán evoca en su pieza dramática.

El actor Caleb Casas nos hace olvidar su estatura y porte romántico al encarnar al Martí de cuerpo deshecho y pálido pero que no ha perdido la capacidad de seducir y convencer. De tal modo dispensa amor por igual a las dos Carmen que embrollan su vida.

Hierro es un convite de actores consagrados, deleite para los espectadores, con personajes verosímiles y contemporáneos que parecen regresar del pasado histórico, empeñados en narrarnos sus cuitas personales y ciudadanas amparados en la intimidad claustrofóbica del exilio estadounidense.

El casting perfecto lo garantizan Claudia Valdés y Rachel Pastor, quienes se ocupan de Zayas Bazán y Miyares, respectivamente; Joel Lara encarna a Manuelito Mantilla; el Patriota es Ariel Texidó, el Doctor corre a cargo de Carlos Acosta Milián; Manuel Mantilla pertenece a Gilberto Reyes y el Hombre lo interpreta Daniel Romero.

Hierro es también el laberinto existencial de José Martí, quien distingue, con modestia, la certeza de su estatura moral y personal en medio de tantos desentendimientos. 

Martí explora lo imposible, el concierto de sus conciudadanos. Sueña que el traidor, quien lo quiso asesinar, estará entre los primeros patriotas. Trata de atajar la maledicencia de guerreros que lo irrespetan. Ve cómo se acrecienta la mística de su figura en camino a un martirologio inevitable. 

Hierro alberga muchas de las tristezas cubanas y ninguna de sus alegrías. Se cuenta, paradójicamente, desde el exilio, donde siempre ha sobrevivido la esperanza, aun mientras el país se hunde en el abismo. 

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

ncG1vNJzZmirY2OytnnCnqWtqpGhenJ6wKaYs6eelsS0esKopGippae2trmOnKybmZ6awW%2B70aBmnZ2jqa6krcOoqmalkafBqr7IqGSdnV2irrPAyGacp2Wdnq6utY2hq6ak